MORLOckIANOS
13 de diciembre de 2020
Rehacer el entendimiento humano y olvidar cuanto se ha aprendido.
Charles Fourier
Frank G. Rubio
La destrucción nada solapada de la economía de numerosos países occidentales, realizada tomando como ocasión la supuesta pandemia está a la vista. Los medios de comunicación de masas, en manos del capitalismo corporativo transnacional y patrio, jalean decisiones gubernamentales que arruinan millones de vidas diseminando mensajes de una incuria intelectual excesiva incluso para un país tan hundido culturalmente en el fango como lo está el nuestro. “Salvar vidas” y creer a los expertos, a los expertos designados por el gobierno, es lo mejor que pueden imaginar difundir los voceros de la Oligarquía que se manifiestan ante nosotros como clase política. Vehículo privilegiado de difusión: la tele. Desde el punto de vista jurídico político: un estado de excepción que nos es vendido como “estado de alarma”.
Más allá de consideraciones básicas como las que ha hecho David Mamet: “cuando fallan los expertos todos pagamos el precio”, fundamentalmente porque estos rara vez responden de sus errores, o la afirmación taxativa, con la que estoy completamente de acuerdo, de que el auténtico virus es el Gobierno, hay que señalar que no es nada raro percibir una fuerte regresión psicológica y cognitiva a partir del confinamiento. Este factor es decisivo y no va a ser paliado, quizá ocurra todo lo contrario, por el uso masivo de la espeluznante clericalla que ha ido aposentando sus reales en nuestra sociedad y se hacen llamar “psicólogos”. No nombraré a los psiquiatras por ser meros funcionarios, incluso los que ejercen la práctica privada, de una Sanidad que está siendo radicalmente transformada ante nuestros ojos (en gran medida suprimida) y sobre cuya problemática sería necesario un análisis separado y pormenorizado. De la Medicina a la Eugenesia Veterinaria en una generación. No hablaremos acá de la eutanasia que ya se ha puesto en marcha y no de manera precisamente subrepticia.
Nos encontramos con un esfuerzo denodado de las élites para conservar e intensificar su poder auspiciando, desde un sistema político y legal ya muy contaminado, supuestas propuestas innovadoras de reforma económica con una perspectiva global. En realidad hemos entrado en un callejón sin salida civilizacional del cual pretenden salir, renovados y fortificados, los mismos que llevan gestionando esta deriva de declive muchas décadas. El fulcro, sin duda, la problemática inventada del cambio climático. La solución, vía supuesto dominio de la mente, una apuesta desaforada por la Robótica y la Biología. El horizonte de una servidumbre universal como objetivo. ¿Alguien da menos?
El Último Hombre, el menos adecuado para hacerlo por su endeblez y pequeñez constitutivas, se atribuye, guiado por plutócratas y sociedades secretas repletas de farsantes, facultades demiúrgicas absolutamente inéditas. Los dioses sonríen al otro lado del Velo y mueven los hilos hacia un desenlace implacable, no por ello menos necesario. Los Cielos saben.
No habrá una Tierra verde bajo la mirada vigilante de los drones.
John Martin Greer en un excelente artículo publicado en su blog Ecosophia, reflexiona de manera incisiva sobre el Gran Reseteo. Antes de exponer algunas de sus afirmaciones, que nos permitirán entender desde el plano de la historia de las ideas políticas y de lo oculto lo que está teniendo lugar a nuestro alrededor, señalar que sólo el uso de los términos escogidos por el World Economic Forum, y su vocero Klaus Schwab merece un rechazo intelectual y estético contundente. Estamos gobernados por horteras, una plebe repleta de títulos universitarios que no valen nada e hinchada de arrogancia por los privilegios que disfrutan debido a su riqueza, riqueza adquirida en un marco cleptocrático; no puede ser de otro modo en el capitalismo de amigos. En España la fecha clave es el acceso al poder del PSOE en el 82 del siglo pasado. De una mediocridad funcional con Franco al sumidero en estado de colapso en el marco incomparable de la Europa Unida. De los Ladrones a los Expertos en la última década.
Como señala Greer este “Gran Reseteo” no es otra cosa, para quienes conocen el pasado reciente, que un refrito de la Unión Soviética en sus primeros días, con la abolición de la propiedad privada, un estado de vigilancia intrusivo, dependencia total de enormes e impersonales instituciones burocráticas y propaganda sistemática donde se nos insufla por todos los lados la comedura de tarro de lo felices que son todos en el paraíso de los trabajadores.
La revolución de los “manager” y la restauración de la vieja Europa por el IV Reich no es como podemos ver el triunfo de la inteligencia, ni de la novedad. Instaurar una versión tecnocrática de la antigua URSS, con la bendición papal, no es de recibo. Vino viejo más que picado en odres digitales. La mano que mece la cuna, eso sí, es una mano biónica. Pero continuemos con el artífice de este blog que me dio a conocer recientemente un amigo y que no tiene desperdicio por la calidad de sus aportaciones. Haré una adaptación libre, espero que fiel, del texto en inglés:
Tomé conciencia de que algo mucho más extraño e interesante acechaba bajo el entusiasmo del Foro Económico Mundial por el estalinismo 2.0. Algunas de las ideas centrales que sustentan el Gran Reinicio (¿o deberíamos llamarlo: Gran Restablecimiento?) entre toda la gama de fantasías extraídas de “Tomorrowland” que están siendo vendidas al por menor por la aristocracia corporativa actual, no fueron tomadas prestadas de la ideología soviética en absoluto, muchas ya eran bienes de segunda mano cuando los lacayos de Stalin se apoderaron de ellas. Fueron emitidas en perfecto estado un siglo antes desde una fuente mucho más extraña: Charles Fourier.
Según Fourier las sociedades humanas pasan por una secuencia predeterminada de etapas: salvajismo, barbarie, civilización (que es la peor de todas) y, finalmente, armonía, que llega puntualmente tan pronto como los seres inteligentes de un planeta acepten la filosofía de Fourier. Lo que diferencia a la Armonía de la Civilización es que en el estado de Armonía, la actividad económica es cooperativa en lugar de competitiva, la propiedad privada cede el paso al compartir y la gente está motivada para trabajar por atracción pasional en lugar de pobreza o codicia.
¡Viva la empatía! ¡Viva el Capital!
Suena bien, sobre el papel, pero llevado a la práctica genera todo tipo de disrupciones y de males; a la Distopía mediante la Utopía. Fourier (1772-1837) era hijo de un mercader y dedicó gran parte de su vida a distintas modalidades de comercio. Curiosamente gran parte de los pensadores calificados como socialistas utópicos eran industriales. Pensemos en Robert Owen o el conde Saint Simon y su escuela de tecnócratas. El mismo Marx poco habría podido hacer sin Engels. En 1808 Fourier escribe su primer libro: Teoría de los cuatro movimientos. En España el pueblo iniciaba entonces su revuelta contra Napoleón y el proyecto genocida ilustrado que representaba.
La relación simbiótica pues entre el socialismo, tanto de Estado como utópico, con los amigos del comercio, se da desde los comienzos y en ella se entreveran los intereses monetarios, el sectarismo ideológico (muchas veces inspirado por ideas ocultistas o religiosas) y la sed de poder a secas. Los siglos XVIII y XIX fueron la época dorada de los grandes simplificadores cuyas vulgatas, de corte periodístico en general, combinadas con el desarrollo de las ciencias y la técnica permitieron perpetrar y justificar las increíbles atrocidades que en el nombre de diversos credos melioristas tuvieron lugar en el siglo XX.
Pero la Historia sigue y no se han desviado ni un milímetro los raíles que nos arrastran por ella. Fourier afirmaba que una vez en Armonía el mundo mismo experimentaría una transformación sustancial. Las imágenes que propone, que no viene a cuento citar acá y que pueden ser conocidas consultando los adecuados enlaces o leyendo los libros pertinentes en una biblioteca, son de un infantilismo y una calidad intelectual risibles. Muy similares a actuales elaboraciones posmodernas pertenecientes a movimientos radicales, sin obviar las repugnantes propuestas estéticas que nos llegan tanto de la alta cultura como de la cultura de masas en las tres últimas décadas. Aún más aberrantes si cabe que las precedentes procedentes de las salvíficas vanguardias y sus epigonos.
Greer:
Antes de Fourier y su tiempo, el milenarismo, la creencia de que el insatisfactorio mundo en el que vivimos pronto sería reemplazado por uno mucho más de nuestro agrado, era una noción religiosa, cargada de milagros y centrada en el Occidente cristiano en torno a la fe en la segunda venida de Cristo. Fourier fue el fundador de la gran tradición del milenarismo secular moderno, que ha sostenido desde su época que el mundo perfecto llegaría sin la concurrencia de factores teológicos. Como era de esperar de una figura tan pionera, su visión todavía estaba teñida de la tradición más antigua; sus anti-leones vegetarianos recuerdan bastante las imágenes cristianas del reino pacífico por venir, aunque hay que acudir a Emanuel Swedenborg y otros pensadores intempestivos, alejados de la corriente principal del cristianismo, para encontrar algún paralelismo con sus apelaciones al sexo orgiástico.
Las veleidades utópicas suelen chocar con las realidades de muchas maneras, en el caso de los falansterios de Fourier lo hicieron con la productividad de los implicados en el proyecto. El problema, por supuesto, era que la economía fourierista no funcionaba:
El aumento supuesto de la eficiencia laboral multiplicado por cuatro no se manifestó; al contrario, si las personas trabajan solo mientras sienten una atracción pasional por la tarea, tienden a ser mucho menos eficientes que aquellos a quienes se les paga por hacer un trabajo y saben que su empleo continuado depende de lograrlo.
El pensamiento de Fourier se hundió en una casi total oscuridad hasta la década de los sesenta, cuando varias antologías con fragmentos de sus textos se imprimieron y encontraron acogida en un grupo pequeño pero ruidoso de admiradores entre los que se encontraban numerosos intelectuales de vanguardia. (Esto no me sorprende, ya que Fourier es el tipo de pensador que parece tener perfecto sentido cuando estás viajando con LSD). Sin embargo, básicamente no sobrevivió a los sesenta. En estos días, el último defensor del fourierismo que queda en pie es Peter Lamborn Wilson, cuyo ensayo sobre Fourier se queja de que la gente se burle de los océanos de limonada. Hay una razón para ello, por supuesto, pero no es probable que Wilson la encuentre agradable.
Y continúa:
Al menos por el momento, a pesar de la retórica estalinista que rodea al Gran Reinicio, no hay indicios de que el Foro Económico Mundial y sus expertos a sueldo estén pensando en adoptar los formatos estalinianos para lidiar con las contradicciones internas de sus teorías mediante fosas comunes y campos de trabajo. Se encuentran entre los herederos intelectuales del movimiento fabiano, convencidos de que pueden usar su propia riqueza, influencia y posición en los debates de nuestro tiempo para lograr que la población en general acepte cambios sociales que preserven el dominio de las clases privilegiadas, mientras se les da a las masas lo que estas clases creen deberían querer.
La violencia organizada fue la gran aportación de Lenin, Trotsky y Stalin a la consecución de una sociedad socialista. Fusilamientos, tortura y campos de trabajo para hacer avanzar la agenda, con el fiat añadido de numerosos fabianos bebedores de té. Todo ello auspiciado por los servicios secretos del Káiser, repletos de socialdemócratas de la época. Y aun ni así.
Sin embargo, el Gran Restablecimiento es también un recordatorio de que el ADN intelectual de Charles Fourier sigue presente entre los socialistas fabianos y también en el panorama más amplio de las ideas alternativas. Siempre que la gente crea que es una estrategia eficaz imaginar un futuro perfecto y luego tratar de pensar en los modos de hacerlo posible, en lugar de, digamos, tratar de averiguar qué futuros son posibles y tratar de elegir las mejores opciones de ese conjunto, el olor a limonada de los océanos es fácil de captar. De hecho, cuando los activistas insisten en que no hay nada que aprender del pasado, y que realmente no es un signo de locura hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes, es difícil olvidar el eco de los ex fourieristas que crearon el socialismo del siglo XIX, probando un truco tras otro para hacer funcionar una teoría impracticable, esperando una y otra vez a que se levantaran las lunas adicionales y aparecieran los anti-leones.
En la locura general en la que andan metidas las clases dirigentes occidentales desde el siglo XIX, influidas por la teosofía: un prontuario de estupideces seudo orientalistas acompañado por fraudes que acabaron dando nacimiento a los efectos especiales, y las prácticas iniciáticas francmasónicas, pura programación neurolingüística, habremos de incluir en el siglo XX los medios de comunicación de masas de corte electrónico dirigidos por una minoría compacta y la difusión generalizada de la experiencia psicodélica realizada en los sesenta y setenta en los USA. Mediada esta última por el concurso de las agencias de seguridad.
Locura vivida como embriaguez dionisiaca, que ya avanzó Aldous Huxley como alegoría en su novela Un mundo feliz que no es otra cosa que la generación de una mente cualificada de grupo entre los dirigentes: una noósfera. Para el resto, Mamá Automática: alelamiento general semihipnótico en la aldea global electrónica, vía la interconexión digitalizada universal; en un futuro nada lejano una conexión de todos con todos vía nanotecnología, satélites (las lunas de Fourier) y la fusión forzada con las Inteligencias artificiales. Recurso a utilizar: un miedo generalizado inducido y una supuesta vacuna. De Metrópolis a Tiempo de Marte.
Para más tarde un “contacto extraterrestre” vivido como Parusía y el consecuente retorno de los Descatalogados. Porque en la genética y en la consideración de la Humanidad como especie hay tomate. La Sangre es Vida.
Pero de esto y de la pedofilia “sagrada”, vinculada a prácticas sufíes desviadas, que explican entre otras cosas la fuerte imbricacion entre las élites occidentales e islámicas desde hace ciento cincuenta años, hablaremos en otra ocasión aún distante.