AMARGO DESPERTAR

AMARGO DESPERTAR

18 de julio de 2024 1 Por Ángulo_muerto
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Frank G. Rubio

2009 es ya un año lejano, la crisis económica que aun afecta a las economías occidentales no había hecho otra cosa que empezar, se iniciaba el mandato de Obama cuyo lanzamiento promocional constituyó una campaña de propaganda sin parangón. Entrábamos en espacios aun más oscuros y procelosos de los que se habían iniciado con el 11S (2001) y las guerras que le sucedieron. Francisco Arellano (1953-2022) se lamentaba en el editorial correspondiente, El fin de la carrera espacial, de lo que percibía como declive del ensueño/proyecto de la exploración de los abismos estrellados que había acompañado, como ideal cantado por los bardos de la Ciencia Ficción de la Edad Dorada, al terrícola medio desde el vuelo de Gagarin (1934-1968) en 1961. No me resisto a citarle:

La Tierra es la cuna de nuestra especie, pero el espacio era el lugar donde estábamos destinados a vivir en el futuro. Un futuro de luces rutilantes y naves espaciales, de ciudades en el aire y viajes increíbles. Un futuro de maravilla y color, de fascinación y sueños.

Decían hace poco que habría misiones tripuladas a Marte para la década actual o la siguiente, que montarían estaciones espaciales modelo 2001 en las mismas fechas, que se intentaría construir una colonia en la Luna…todo eso, ahora, es agua de borrajas. No hay conquista espacial, nadie quiere ira a la Luna, ni a Marte, ni a ningún lado. Otra vez más, el futuro es un asco.

Hoy por hoy, lo queramos o no, lo sepamos o no, lo deseemos o no, nos están arrebatando los sueños. Todos los sueños. La capacidad del hombre para soñar es lo que le ha permitido llegar hasta donde ha llegado. No sé si en el futuro seguiremos soñando o si sólo seguiremos durmiendo. Estos editoriales tan tontos se convierten de nuevo en armas de denuncia acerca del futuro.

Dejemos esto ahí, para convertirlo en objeto de reflexión personal, mucho ha llovido en torno a lo espacial desde entonces. China comunista, Japón e India, entre otros, han desarrollado programas ambiciosos de inmersión automatizada en el abismo… pero vayamos a los contenidos del número. Un número notable, por cierto. Comencemos con el principio y el fin uncidos a dos significativos poemas, Paco no daba puntada sin hilo, que encabezan y culminan el numero. Respectivamente, Luís Alberto de Cuenca y Robert A. Heinlein (1907-1988) Sonja la Roja y Las verdes colinas de la Tierra.

El material narrativo que contiene este numero es notable pero vamos a empezar con la parte ensayística y el apartado de Ilustración, no menos fascinantes. Franklin Booth (1874-1948) fue un artista que practicó un minucioso trabajo como ilustrador de línea con pluma y tinta, cuya habilidad y genio le valieron ser uno de los más populares de principios del siglo XX en los Estados Unidos. Su estilo muestra un gran sentido del espacio; trabajó tanto la ilustración comercial, como la institucional y la de libros. Fue uno de los primeros diseñadores modernos de ex libris en Estados Unidos. En 1925 cofundó el Instituto de Arte de Phoenix (Arizona), donde trabajó como profesor 21 años.

Javier Martín Lalanda nos ofrece un excelente trabajo sobre uno de los mas destacados practicantes de la literatura fantástica: El esoterismo literario de Arthur Machen. Nos ofrece también la traducción e introducción de un texto de nuestro admirado galés: Ginebra y Lanzarote, magníficamente ilustrado por Stephen Fabian (que continúa con nosotros a sus 94 años). Supone una excelente muestra de la fantasía y erudición de su autor que explica los amoríos de Lanzarote y Ginebra mediante un encantamiento… El otro ensayo corresponde a J.P. Laigle, seudónimo de Jean-Pierre Moumon (1947-2020), autor galo que cuenta con varias colaboraciones en Delirio y del cual La Biblioteca del Laberinto publicó una curiosa ucronía: Ave Cesar Imperator!

Saqueadores de mundos es un articulo bibliográfico demencial, que incorpora un ritmo trepidante que hace difícil interrumpir su lectura, donde se recogen numerosas referencias a materiales narrativos, la mayor parte olvidados, relacionados con un tema clásico de la ciencia ficción: el modo de apropiarse recursos de otros planetas. De H.G. Wells (1866-1946) con La guerra de los mundos (1898) a Campo de batalla: la Tierra (1985) del inefable L. Ron Hubbard (1911-1986), para entendernos. Cronológicamente llegamos hasta los primeros sesenta y se dedica una parte sustantiva a material francés. Un articulo fascinante.

Lobos de las tinieblas (Wolves of Darkness, 1932) de Jack Williamson (1908-2006) es el plato fuerte de este número de la revista. Novelette, el corrector lo había mutado en Telenovela, publicada en Strange Tales of Mistery and Terror. En palabras de Óscar Mariscal, traductor y autor de la introducción, es un curioso y escalofriante cocktail de ciencia ficción con horror puro gótico y lovecraftiano. Es obviamente predecesora de Hijo de la noche editada en español por primera vez en 1977 (Francisco Arellano Editor). Una autentica obra maestra de la era del pulp que conoció edición en formato de novela corta (1940) y novela larga (1948) Una de las obras favoritas de Jack Parsons (1914-1952).

El siguiente texto más interesante, a mi modesto juicio, es obra precisamente del traductor del anterior. El Akhepalos y otras historias para archivar y olvidar, introducido por Paco Arellano, es un inquietante material literario de difícil clasificación que sin duda hará tambalear la fe en lo establecido a muchos de sus potenciales lectores. No, no hay refutación en Newtral…Se trata en efecto de un linaje secreto que conspira y espera…Y no diré una palabra más: ¡Leedlo!

La vida muelle de Daniel F. Galouye (1920-1976) es lo único “no-bueno” que he leído de este excelente autor, todo hay que decirlo. Sin embargo Mary Celestial (1955) de Miriam Allen Deford (1888-1975) y Anthony Boucher (1911-1968), dos de los grandes de la Edad Dorada, es un excelente relato, con toque lovecraftiano, de ciencia ficción terrorífica. La aportación de Franklin Searigth (1935-2020), inédita en su país cuando fue publicada en Delirio, cuenta con el interesante detalle de estar protagonizada por un avatar de la bruja protagonista del seminal trabajo de Lovecraft: Los sueños en la casa de la bruja (1933).

Resumiendo: un excelente número bien editado y bien ilustrado. De muy recomendable lectura.

DELIRIO 5

Ciencia Ficción y Fantasía.

Diciembre 2009.