HEIMAT I, II y III: FENOMENOLOGÍA DE LA PATRIA
13 de noviembre de 2013
Ángel Esteban Monje
Todo comienza con el puesto 87 de la lista que recoge el clásico de John Kobal: Las 100 mejores películas. ¿Por qué aparece allí una película de la que apenas se ha escuchado hablar en España? ¿Por qué se recoge dentro de un libro donde sobresalen los filmes paradigmáticos que todos conocemos? Heimat I es una saga de once episodios de diferente duración realizada por Edgar Reitz en 1984, cuenta la historia de Alemania (1914-1982) desde la perspectiva de un pueblo inventado llamado Schabbach al que llegan los ecos de la Primera Guerra Mundial, los efluvios del nazismo encarnados en sus más ilustres vecinos, la desidia de la Segunda Guerra, el desánimo de la derrota y los primeros impulsos de su gran prosperidad. No asistimos a la visión cruenta de los campos de concentración, ni a las ruinas del incipiente imperio; son los rostros, las ausencias, la vejez, las experiencias irremediables, los olvidos y el tiempo en marcha constante los que configuran la huella.
Este primer Heimat viene comandado por Maria Simon (Marita Breuer), madre abandonada rehaciendo su vida en la casa familiar de los suegros como centro de operaciones. Allí crecerán sus dos primeros hijos adeudando la presencia del padre huido de manera imprevista a los Estados Unidos. Y en esa misma casa, en ese mismo hogar, surgirá la relación con Otto —un ingeniero de caminos que después se convertirá en artificiero— de la que nacerá Hermann. Heimat-Maria-Hermann, la patria, la madre y el hijo germano emblema de la nación renacida.
No es Heimat, desde luego, un historia realista y repleta de costumbres al uso, sino un relato apuntillado por toques de color que surgen entre la negrura, un onirismo que bebe del realismo mágico, un tiempo que se dilata y encoge para dar buena cuenta de los momentos más trascendentes de los vecinos de Schabbach; un tiempo capaz de recoger la transformación de un mundo que va a morir para renacer con una generación huérfana.
Heimat II (subtitulada: Crónica de una generación) relata en 13 dilatados episodios los años 60 de un Múnich gris y frío donde Hermann acude a estudiar al conservatorio. Durante diez años asistimos a todo un relato de formación en el que los jóvenes artistas alemanes tendrán que dejar atrás el pasado para lanzarse al futuro a través de una catarsis. Desde un caserón propiedad de una mujer ávida de recoger en su seno a la nueva generación como ya hizo en otro tiempo remoto, comienzan a reunirse unos músicos (pianistas, violinistas, cantantes…), un filósofo, un cineasta, una poetisa y hasta un pobre malabarista-hombre-orquesta peruano rechazado en los exámenes de ingreso en el conservatorio. Sus diferentes puntos de vista irán dando la cobertura a Hermann mientras éste se convierte en un compositor de música clásica con intenciones vanguardistas. Es más, asistimos a la llegada de la electrónica en esos primeros intentos de fusión.
Todos ellos, apenas unos niños durante la guerra, tienen el deber de rehacer culturalmente su país y no tienen unos padres, ni siquiera unos abuelos en los que poder confiar moralmente. Viven huérfanos, aunque permanece el espíritu de Alemania, de Occidente y Europa, aunque transmitido por la misma historia y no por una generación precedente que deambula bajo la sospecha de colaboracionismo, pasividad y anomia.
Finalmente, en Heimat III (estrena en 2004), la parte más floja, sin duda, de las tres, se pretenden atar los cabos sueltos, pero la nostalgia ya no funciona y el color se nos presenta prosaico. Hermann y su mujer Clarissa (Salome Kammer, la esposa de Edgar Reitz, cantante y chelista de cierto éxito en Alemania) han triunfado como artistas, pero eso impide que lleven una vida más tranquila y ordenada. Ciertamente, los seis capítulos que conforman esta tercera parte no aportan mucho más a la historia, aunque nos sirven para completar el friso que dibuja Reitz de la historia alemana y, por consiguiente, de Europa.
Nota bene: actualmente solo se puede ver Heimat I con subtítulos en español, las otras dos partes únicamente se pueden encontrar subtituladas en inglés.