NÖLT
8 de marzo de 2022
Eva Ariza Trinidad
Guillermo Mas
Es verano, la estación de los niños. Cuando la digresión del colegio se convierte en eterna hora de recreo. Una época situada más allá del transcurso habitual del tiempo, donde la magia puede permear sin trabas lo cotidiano. Tres amigos, que han formado un club de lectura para amortizar mejor las horas, se ven atrapados en un mundo paralelo del que no saben salir. Como Narnia, como La Comarca, como Hogwarts; se trata de un lugar situado al otro lado del espejo, cuyo nombre se pronuncia al revés de un célebre título borgiano: Nölt. En la solución de ese acertijo se esconde el aprendizaje de aquello en lo que consiste la vida: la capacidad de hacer el mundo a tu medida.
Así es Nölt, la primera novela de Eva Ariza Trinidad, profesora de Teoría de la Literatura en la Universidad Complutense de Madrid y responsable de la colección “MiniLecturas” de la editorial Nórdica Libros. La obra, encuadrada bajo el dudoso epígrafe de “novela juvenil”, que desborda sin esfuerzos por los cuatro costados, ha ganado merecidamente el IV Certamen Malas Artes. Se trata de un debut narrativo brillante que augura nuevas, fantásticas obras. Escrita con entusiasmo, la novela también se lee, pues, con entusiasmo. El asombro de los niños brindado con generosidad en cada revés sorpresivo ofrecido por la trama de Nölt.
Como es bien conocido, hay un momento crucial en el que los niños abandonan el hábito de la lectura: el instante en el que entran en contacto con el móvil. La irrupción de lo virtual pone fin al encanto de lo literario. Al menos así ocurre para las generaciones más jóvenes, cada vez de manera más frecuente. Ocurre en ese tiempo de adolescencia donde ya no se es niño pero todavía no se ha alcanzado la categoría de adulto. Años decisivos, entonces, para enamorarse de la lectura o para desistir definitivamente de ella. Esos adultos que aducen “no tengo tiempo” antaño fueron adolescentes que bostezaban: “menudo aburrimiento eso de leer”. Y los padres y docentes saben de la importancia que entraña colocar el libro adecuado en el momento adecuado para terminar de convertir al muchacho de turno en un señor Quijano o una señora Bovary, esto es, en lector a perpetuidad.
Pues bien, ahí va mi recomendación: regalen Nölt y comprobarán de qué manera renunciar a la literatura deviene locura tan grande como estar enteramente loco. La fórmula empleada por Eva Ariza Trinidad para tal fin resulta infalible: presentar toda una visión del mundo, que es la de un adulto, la autora, hablándole a un adulto, el lector, que a su vez supone todo un reto para el adolescente que se enfrente al libro. Porque no hay nada que deteste tanto un muchacho como que le traten igual que a un niño: por eso Nölt, a la manera de películas inolvidables como Cuenta conmigo (1986) o de exitosos títulos de Pixar como Up (2009), apuesta por hablar con franqueza a los adultos para mejor convencer a los jóvenes.
En Nölt, los problemas derivados de la realidad virtual y de las nuevas tecnologías aparecen de manera central en la trama. Cuando Carol, Tony y Susana se ven propulsados hacia un universo alternativo gracias al poder de un colgante encantado y de una librería itinerante, surgen temas tan relevantes para cualquier joven de nuestros días como es la relación entre el otro lado de la pantalla y nuestra vida en la realidad. Al punto de que en la novela, una gran empresa, Antrópica, pretende construir un Madrid virtual diseñado a escala 1:1 a partir del Madrid real: de tal forma que ambos puedan resultar indiferenciables.
Estamos hablando, por supuesto, de los peligros que entraña la asunción del avatar como identidad; sobre todo para una edad, como es la adolescencia, donde la identidad lo es todo porque lo demás es percibido como un enemigo. Gracias a la metarreferencialidad y a la intertextualidad como marcas de estilo, Eva Ariza Trinidad es capaz de conjugar esa problemática social sin perder el ritmo de la novela, introduciendo referencias constantes a otras novelas con las que Nölt se relaciona: La historia interminable y Alicia en el País de las Maravillas. Libro de libros, Nölt, de esos que hacen lectores de por vida o que confirman a los lectores de vocación irrenunciable que no han entregado la vida a un desengaño sino al más bello de los fracasos concebibles: la lectura.
Cualquier clásico se caracteriza, según lo escrito por Italo Calvino o por Harold Bloom, porque siempre se presta a la relectura, porque jamás envejece y porque resulta transversal a todas las edades: puede ser leído con igual fascinación por el adolescente, por el adulto y por el anciano. Los clásicos, por supuesto, son la mejor prueba de que la condición humana existe y es inmarcesible: porque dan cuenta de ella a través de los siglos, demostrando que hay un fondo inmutable sometido a numerosas contingencias temporales. A este respecto, cabe citar las dos definiciones de clásico dadas por Jorge Luis Borges: “Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo ha decidido leer como si en sus páginas todo esto fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término” y “Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad”. Nadie debería tardar en releer Nölt de Eva Ariza Trinidad.