TOMÁS ANGULO, SEIS TOROS, DJANGO REINHARDT…

TOMÁS ANGULO, SEIS TOROS, DJANGO REINHARDT…

20 de septiembre de 2025 0 Por Ángulo_muerto
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JOAQUÍN ALBAICÍN

Se me antoja que el torero queda investido más que nunca con la dignidad de hierofante y sumo sacerdote cuando asume el deber de enviar al Paraíso no dos, sino seis toros en solitario. Al Paraíso, sí, pues, como leemos en Rom 8, 2: “También la criatura será liberada de la servidumbre, y entrará libremente en la gloria de los hijos de Dios”. Recuérdese, si no, al gato de René Guénon, perfectamente sano, que expiró al tiempo que lo hacía, sumido en rítmicas salmodias sufíes, su venerado amo.

La triunfal encerrona de Rafael de Paula en Jerez con los seis de Guardiola, al poco de salir licenciado del servicio militar. La del 12 de octubre de 1987 en Sevilla, cuando fue sacado a hombros tras cortar las dos orejas al sexto. La de Andrés Vázquez de 1980, último festejo lidiado en Vista Alegre, misma plaza en que Rafael se las había entendido tres años atrás con otros seis y, mucho después, escogida también por José Ortega Cano para despedirse de la afición con una hazaña similar. La Corrida de la Prensa madrileña de 1948 con Luis Miguel ante seis villagodios, en la que las cosas -mejor le fueron a Ortega Cano- no rodaron como torero y afición hubiesen querido.

Paula otra vez, ahora ante seis novillos, en Pamplona y a beneficio de Jesús Gracia, doblador de los Sanfermines gravemente corneado en la Estafeta. ¡Estuvimos! En vísperas de su alternativa, Manzanares pasaporta media docena en Alicante. ¡Curro con la faraónica corrida de Urquijo! Seis toros despachó en Madrid José Miguel Arroyo Joselito. Cagancho en 1930 ante cinco más uno, por cogidas de Valencia II y Curro Puya y que corta clamorosa oreja al sobrero del Duque de Tovar. Joselito El Gallo con los seis de Vicente Martínez, corrida histórica. ¡Ahí está la doble página de La Lidia! Desde hace un tiempo retirado, Antoñete, que ya en el 75 se ha desprendido de la castañeta tras dar cuenta en Madrid y de una tacada de los seis de rigor, vuelve a despedirse en el mismo ruedo matando por su cuenta dos de Las Ramblas. Antonio Bienvenida hizo más de una vez la proeza, costándole en una ocasión una grave cornada.

Rafael Albaicín iba a matar una en solitario en Madrid en 1950 cuando, ya cerrado el trato, encajó durante el rodaje de una película en Aranjuez una fuerte tarascada que frustró la ilusión de la empresa y del diestro. También en Madrid pero en la Plaza Vieja, en el verano de 1932, se ocupó Armillita de seis de Marcial Lalanda, seguramente “bien” escogidos por quien, sólo cuatro años después, tanto iba a maniobrar para lograr la deportación de los toreros mexicanos. Y es que aquel cartel de 1931 en Barcelona -ocho de Alipio para cuatro aztecas: Freg, Armillita, Ortiz y Balderas- da buena, demasiada idea del peso que los toreros del otro lado del Charco tenían entonces en la Fiesta.

Y llega ahora Tomás Angulo a Almendralejo a festejar su década de alternativa de la mano de Paco Ruiz, su heroico y carismático apoderado. ¿Cómo va a celebrarlo? Pues despachando en plaza de tanta solera seis en solitario. Ya hay, escuchamos, tres hierros confirmados: Peñas Blancas, Espartaco y Algarra.

Con categoría y un refrigerio de primera, en el centro del albero, es presentado el cartel a la afición y la prensa en velada conducida -desde los medios, decíamos- por Manuel Valera. Toma la palabra el alcalde, José María Ramírez. Y la concejala de asuntos taurinos, Josefina Barragán. E Inmaculada Galache, gerente del Patronato de Tauromaquia de la Diputación de Badajoz. Torero franco, torero con arte, torero con la sonrisa sin dobleces de la gente de por aquí, cuenta Tomás Angulo su peripecia, desgrana sus ilusiones. Y aquí mismo, sobre el escenario, da ejemplo de afición Manuel Valera adquiriendo, en efectivo y sin concesiones a la conspiración en marcha para digitalizar el dinero, la primera entrada.

El día de la verdad se acerca, señores, como tenemos ya encima la confirmación en Las Ventas de Rubén Sanz, otro caballero errante de la Fiesta redescubierto, como Tomás Angulo, por la Copa Chenel. Acordándome de aquellas palabras de Esplá en el sentido de que la música que en verdad va miel sobre hojuelas a los toros es el jazz, me permito proponer a Paco Ruiz que su torero haga en tan majestuosa tarde el paseíllo al compás de Nuages, la histórica pieza de Django Reinhardt y Stéphane Grappelli, obra maestra del jazz gitano.

¡Sería sensacional! Paco es un valiente y estoy seguro de que lo caza, mas no sé, lo admito, si la banda de música del coso se las compondría para imprimir el necesario aire pasodoblesco a tan parisina y bohemia melodía. Ahí ya, me callo… Pero ahí también dejo la sugerencia y, con ella, ya en capilla a Tomás Angulo. ¡Hay que ir a verlo, hay que asistir a la gesta! ¡Empieza la cuenta atrás!