Bajo el signo de Neptuno
29 de noviembre de 2013
Una aproximación a la influencia astrológica sobre la obra fantástica de Galdós.
Frank G. Rubio
España es una redoma de peces, a los cuales se han olvidado de mudarles el agua, y están los pobres pececillos con sus boquitas abiertas, comiéndose unos la sustancia de otros, respirando y manteniéndose con mil trabajos en aquel líquido medio corrompido.
Entre el debilitamiento del discurso religioso potenciado por las revoluciones políticas y sociales provocadas por la Ilustración y sus epígonos, y antes de la apoteosis de los simulacros audiovisuales en cuya nube indeterminista aun permanecemos sumergidos, la gran novela realista del XIX constituye el soporte básico, junto con el periodismo, de la imaginación colectiva de Occidente; España incluida. Aunque sin olvidar que la inmersión de la civilización hispánica en lo moderno se hace a destiempo, incluso a contratiempo.
La novela, si se quiere “la literatura”, en este decimonónico momento es el soporte básico de la imaginación colectiva, vehículo privilegiado de creación de una mitología moderna. Novelas, teatro, cuentos…permitirán representar la realidad social y configurar aspiraciones y temores de los lectores y/o espectadores. Hay un retorno de los mitos clásicos que son “actualizados”. Hoy de esto se ocupan, con mejor o peor fortuna, el cine, la televisión o Internet…
Como dice el propio Galdós sobre algunos ilustres predecesores en el oficio: empezaban por prescindir completamente de la arqueología, enemiga de la inspiración, y por traer los asuntos religiosos o paganos a su propia época. El maestro del realismo español es, sin duda y de manera plenamente consciente, un reactivador de mitos. Su vertiente fantástica, breve pero intensa y significativa, dentro del corpus de una obra ingente, no hace más que apostillar y refinar el hecho.
Este último autor citado, una de las autoridades más cualificadas en “lo galdosiano”, señala:
Lo inverosímil galdosiano es, fundamentalmente, aunque no siempre, alegórico y/o simbólico.
Pongamos un ejemplo: El caballero encantado, su penúltima novela a mi juicio la más neptuniana y fantástica de sus obras, constituye una peculiar fantasía en la que merece la pena detenerse aunque sea unos minutos. Fabio García Saleh, de cuya conferencia no he tomado aun conocimiento, ha tenido la amabilidad de señalarme que en El caballero encantado Galdósescribe que Alfonso X, en su Libro de los juegos afirma que no se puede jugar bien al ajedrez sino se sabe Astrología, y que de la misma opinión eran otros autores de la época.
Bajo una fachada doctrinal, de corte muy posiblemente fabiano (“propuesta optimista y generosa sobre España”, como señala un comentarista) la obra recuerda por su contenido iniciático El asno de oro de Apuleyo. Obra llena de prodigios, de epifanías gozosas y mágicas, de guiños simbólicos muy posiblemente de corte masónico que a otros, más dedicados y mejor sabedores, corresponde desentrañar. Para Ramón Pérez de Ayala tenía el sentido de clave o cifra de la obra galdosiana entendida en su totalidad.
Un caballero español, con problemas de prodigalidad y de falta de motivación, es transformado en un labrador con finalidades de aprendizaje por la Madre. La Madre Triple, España, se manifiesta al protagonista Tarsis Gil (Asur “el resplandeciente”) que va pasando del olvido de su identidad al trabajo agrícola; de pastor a cantero y de allí a la maestría vital, con la consiguiente recuperación de la memoria (anamnesis) tras innumerables y cervantinas peripecias, persiguiendo el amor de su lejana Cintia… Retornando a Madrid, ya en el presente, en un coche tras pasar por los estratos más arcaicos de Numancia y la redoma iniciática. Este último episodio sito en un mundo fantástico sumergido bajo las aguas, a la manera de un balneario de corte neptuniano o atlante donde se configura una nueva élite de regeneradores.. .Al final del camino: el amor, el trabajo y la Nueva Hesperia. Hay en el devenir de los personajes, una transmutación del realismo espiritualista, tan caro a Galdós, en utopía real.
Fuerza , sabiduría y belleza siempre bajo la protección y la guía de la Madre.
De la misma manera que numerosas autoridades vinculan las vicisitudes biográficas a lo político-social y esto se siente influye, incluso “determina”, las obras de los más diversos artistas, no es epistemológicamente aberrante tomar en cuenta los aspectos astrológicos en su vertiente simbólica con relación a la vida y obra de los escritores. Balzac, autor admirado por Galdós, decía que la Astrología era una ciencia inmensa que ha reinado sobre las más grandes inteligencias.
Toda vida viene del mar, imagen del Inconsciente, personificado por Neptuno, y más allá de la concreción acuosa: base espiritual de la realidad.
Ha llovido demasiado ya para no reconocer con amargo escepticismo que el sueño “monstruoso” de la Razón, tan bien representado en el grabado 43 de Goya, era la tecno-ciencia. No es extraño sentirse más a gusto con la determinación supuesta y estéticamente vivida, de los astros, heredada de los Antiguos, que con la odiosa genética que hoy pulula en los laboratorios, los supermercados y ya es cotizable en Bolsa. El conocimiento del mapa astral nos da información poética o analógica, como se prefiera, sobre nuestro carácter e indica nuestras inclinaciones particulares, por ello es orientativa para la toma de decisiones. Sin olvidar que los astros inclinan pero no determinan.
Considero imprescindible explicar muy por encima y con claridad algunos conceptos astrológicos básicos para que los asistentes puedan comprender los gráficos astrológicos que les serán mostrados en diversos momentos de la exposición.
CONCEPTOS BÁSICOS DE ASTROLOGÍA PARA COMPRENDER LOS DIAGRAMAS
Toda carta, una rueda dentro de otra rueda (el Cielo y la Tierra), está estructurada en torno a dos líneas que se cruzan en ángulo recto conformando una cruz. El eje vertical tiene al Medio Cielo arriba. Este “medio cielo” o meridiano es la linea que pasa por el cenit del espectador, sito mirando hacia el Sur (como hace Siva), con el Este a la izquierda y el Oeste a la derecha, y dos puntos cardinales. El Cénit está encima de nuestra cabeza (es el punto más alto), el Nadir debajo de nuestros pies.
Al horizonte en el Este lo denominamos Ascendente.
Casas en astrología son las áreas de manifestación mundana de la influencia astral. Aquí, tomadas en su secuencia y totalidad, aplicamos una simbología de la evolución personal.
UNO Personalidad. Apariencia.
DOS Posesiones. Dinero.
TRES Comunicación. Parientes y vecinos.
CUATRO Hogar. Tierras, patria.
CINCO Diversiones, nacimiento y niños.
SEIS Salud y Trabajo. Mascotas.
SIETE Matrimonio, contratos y compromisos.
OCHO Sexo y Muerte.
NUEVE Viajes, metafísica. Lo lejano.
DIEZ Éxito, negocios. Reputación.
ONCE Amistades, fraternidades.
DOCE Lugares de confinamiento, secretos.
Cada signo astrológico tiene un planeta que lo gobierna (Tauro: Venus, Aries: Marte, Géminis: Mercurio…) a este planeta se le llama Regente. Cuando un planeta se encuentra residenciado en el signo opuesto se dice que está Exiliado y, obviamente, esta circunstancia tiene profundo impacto en su influencia astral.
Señalemos de entrada observando la carta de Galdós que está desplazada hacia el lado derecho (allá se acumula la mayor parte de los planetas) apareciendo la Luna como el mando de un manubrio. La Luna está asociada a la Madre, a la familia y a la animalidad instintiva. Consecuentemente fue una personalidad con unas dotes intuitivas extraordinarias que sin duda aplicó en numerosos campos de actividad.
Benito Pérez Galdós, sencillo como paloma y astuto como serpiente, nació el 10 de mayo de 1843 a las tres de la tarde en Las Palmas de Gran Canaria según figura en su partida de nacimiento. Encontrándose pues el Sol a 19 grados aproximadamente en el signo de Tauro. Comparte signo, entre otros escritores, con Thomas Pynchon.
Ese mismo año de 1843 el astrónomo británico John Couch Adams, trabajando sobre tablas astronómicas referentes al planeta Urano que revelaban perturbaciones peculiares y siguiendo una metodología estrictamente matemática, apuntó la posibilidad de la existencia de un octavo planeta en nuestro sistema solar. Sería tres años después, el 23 de septiembre de 1846, cuando el astrónomo alemán Johann Gottfried Galle descubriera, siguiendo cálculos similares a los de Adams (elaborados independientemente también por el francés Leverrier), el gigante gaseoso al que acabaría siendo otorgado el nombre del dios del mar romano: avatar latino del Poseidón griego, este último, según el mito platónico, señor indubitado de la Atlántida; que alguna conexión sienten muchos tiene con las islas Canarias.
“Mucha gente tiene la idea de que el sistema solar es más o menos de forma esférica. No es este el caso, es hablando aproximadamente, un disco plano. Los planetas se alejan ligeramente de este plano, pero sólo ligeramente. Cómo llegó a producirse este estado de cosas, ha sido durante mucho tiempo el problema más destacado de la Astronomía, y no está todavía satisfactoriamente solucionado. Pero la idea general es que hubo en un tiempo, no sabemos por qué o cómo, una enorme masa en llamas girando en el espacio. En el transcurso de los evos, ciertas partes más pesadas se juntaron por la fuerza de la gravedad, y siendo esta masa coherente, fue arrojada, conservando, sin embargo, su movimiento general con relación al espacio, pero teniendo también un movimiento revolucionario propio en el mismo plano. Este cuerpo, irradiando constantemente su calor gradualmente, se contrajo y se solidificó. Este primer cuerpo fue el planeta Neptuno.”
Es/fue/será, pues, uno en tres: ondulatorio y vertical.
Los planetas exteriores, cercanos al espacio profundo, (Urano, Neptuno, Plutón…) son considerados por algunos astrólogos como los dioses del cambio. Hemos de tener presente que su descubrimiento e incorporación a la práctica astrológica es muy reciente y tiene lugar en los dos últimos siglos. Neptuno, el planeta de las musas, tarda 165 años en girar alrededor del Sol lo que significa que en el 2008 volvió a la posición que tenía cuando nació nuestro autor. Desde el supuesto nacimiento de Jesús de Galilea Neptuno ha dado unas doce vueltas aproximadamente en torno al astro rey. 165 es cinco veces 33, número significativo, tanto desde el punto de vista sociológico como esotérico. Neptuno permanece en cada uno de los doce signos, durante su periplo alrededor del Sol, poco menos de 14 años.
Neptuno es azul como la Tierra y dicen es el planeta de los artistas, de las personas creadoras, de los capaces de trasladarse a otros estados de conciencia y experimentar de manera, más menos estable, la unión con el Todo. La imaginación y el sueño tienen su astrológico representante. La Imaginación: la amante invisible, “la loca de la casa…”:
Galdós tiene de nacimiento una conjunción muy fuerte en Casa VI de Neptuno con Júpiter. Si hubiese nacido cuarenta años después, durante la erupción del Krakatoa, por poner un malintencionado ejemplo, hubiera vivido su juventud en el siglo XX y se hubiera dedicado posiblemente al Cine.
A vuelapluma y sobre una cuestión sobre la que Galdós mantuvo suma discreción, su vida amorosa, de la cual Federico Sainz de Robles comentó le resultaba un rompecabezas indescifrable, señalar que Tauro, signo bajo el cual nació, tiene como regente al planeta Venus, emblema de la sensualidad y que esto, unido a la presencia en su carta natal de tener al lucero de la mañana y de la tarde, exiliado en Aries sito en casa VII (precisamente la del matrimonio) con un Plutón muy cerca en casa VIII (locus que, curiosamente, corresponde a las relaciones íntimas) explica por qué no contrajo matrimonio y su tendencia a recurrir, para satisfacer sus necesidades eróticas que no se le suponen ínfimas, muy posiblemente al comercio oculto.
“En cuanto a su casa VII y su relación con las mujeres, podemos ver que Venus hace una conjunción muy abierta con Plutón, además de oposición a la Luna en su casa I. Urano en casa VII ya nos indica que nuestro protagonista debió ser propenso al cambio de pareja. De hecho, se sabe que no se casó nunca, aunque si que tuvo muchas parejas. Siempre quiso mantener en secreto esas relaciones, unas veces por su natural timidez (Luna en casa I) y otras por desaconsejarlo las costumbres sociales (Plutón en casa VIII). Por lo que se sabe de Galdós, aprovechó todas las oportunidades que se le pusieron a tiro.”
A la edad de 19 años fue enviado a la península por su madre coincidiendo con el tránsito de Neptuno sobre Urano. SegúnGonzález Estévez:
“La oposición de Urano y Venus a la Luna que aparece en su carta entre las Casas VII y I nos hace pensar en cómo se separó de su madre. Recordemos que Venus está exiliado en Aries. Según parece:”
Uno de los motivos que pudo tener Mamá Dolores para enviar a su hijo menor a la península, a la edad de diecinueve años, fue el separarle de su prima Sisita, la hija natural del tío José María Galdós y Adriana Tate, viuda de Hurtado de Mendoza y suegra del hermano Domingo y de la hermana mayor Carmen. Esta niña marchó con su madre a vivir a Las Palmas, para gran escándalo de la familia; Benito se enamoró de ella perdidamente. Más tarde, volvió Sisita a Cuba, se casó y tuvo un hijo, a quien Galdós regaló al nacer un reloj; con Sisita mantuvo siempre unas relaciones nostálgicas y melancólicamente cariñosas, aunque separadas por la distancia. ¿Fue por esta experiencia, entre otras, por la que se quedó soltero?»
Esta circunstancia, sucedida a la edad de 19 años, coincide con el tránsito de Neptuno sobre Urano, durante el año 1862. Saturno transitaba directamente sobre su Ascendente provocándole seguramente un periodo depresivo y de soledad (separación de su familia). Por otro lado, Júpiter iniciaba ciclo en el Ascendente, preparándole para un periodo de renacimiento y de cambio de ambiente.
Sin olvidar la presencia de una muy peculiar estrella conjunta con el Sol en su nacimiento: Algol (Al Ghoul, la estrella del demonio), perteneciente a la constelación de Perseo en el asterismo llamado “cabeza de la Medusa”; astronómicamente una binaria variable eclipsante, de carácter supuestamente maléfico según la astrología tradicional. De hecho el sentido del término remite a “perder la cabeza”; similitud pues no accidental con “alcohol”. Como sabemos don Benito no bebía y mantuvo siempre a raya, sabiendo satisfacerla, a “la loca de la casa”. Aunque describió una variante existencial, en forma de ingeniosa ficción, con precisión inquietante en su relato: ¿Dónde está mi cabeza? (1892). Aquellos que tienen Algol cerca de su Sol natal, a unos cuatro grados y medio en el caso de Galdós (23 y medio más o menos de Tauro), son creadores o destructores llenos de pasión con una fuerte necesidad de reconocimiento que puede llegar a actuar sobre ellos como una droga.
Galdós tiene en Casa VI (la que corresponde al trabajo, las rutinas y los colaboradores) tanto a Neptuno como a Júpiter lo que explica su enorme producción artística, su amor por los animales y la excelente relación que tuvo con sus criados. Citando de nuevo a Antonio González Estévez:
“Otra manifestación de Neptuno-Júpiter en Casa VI es su inclinación artística, que ha pasado desapercibida al lado de la abundante producción literaria, pero la confirman varios escritos (arquitectura, pintura, música…). Ambos planetas se encuentran afectados por dos sextiles que provienen de Marte y de Plutón-Venus y en su carta prometen ser muy productivos en lo que al arte se refieren. Como dicen sus biógrafos, «hasta alcanzar cualidades casi profesionales» y vemos que dichas cualidades no sólo se dieron con la música (Neptuno-Venus) sino que el dibujo y la pintura no se quedaron atrás:”
La primera obra publicada de Galdós, La sombra, es una novela corta de matiz netamente fantástico. Como ya habrán escuchado la excelente aportación de Alberto Ávila Salazar no me detendré demasiado en ella. Se editó en su momento junto con Tropiquillos (1884), Theros y Celin (1889). El carácter fantástico de las cuatro composiciones contenidas en este libro – señala don Benito – reclama la indulgencia del público, tratándose de un autor más aficionado a las cosas reales que a las soñadas y que sin duda acierta en estas menos que en aquellas.
Galdós considera este material con modestia y desapego como ensayos de aficionado, juguetes o divertimentos. En sus propias palabras, son tan sólo: primeros pinitos en el pícaro arte de novelar.
Seamos tan picaros como el autor y tomemos sus palabras, como ha de ser tomada la palabra literaria, con naturalidad pero no con literalidad. Y destacar, siguiendo a Alan E. Smith, que en esta primera novela (“La sombra”), al contrario que en la mayor parte de su producción posterior, el mito, al recubrirse con el atuendo moderno, no por eso se desviste de su poder sobrehumano.
El mito de Paris y Helena, trasladado ingeniosamente a la carpetovetónica circunstancia, nos da, entrelazado con la trama y las vicisitudes de sus personajes, una muy peculiar Teoría sobre la Imaginación y lo Fantástico. Siempre con el espíritu socarrón e irónico, que no le abandonó nunca y que impregnó gran parte de su obra, mostrando la dificultad para insertar lo fantástico en el contexto cotidiano en el que habitaba, donde un materialismo pedestre y mezquino orillaba, vía inercia, toda experiencia de lo insólito hacia lo extravagante o lo grotesco.
Celin es publicado en 1889, año del nombramiento de don Benito para formar parte de la Real Academia Española. No obstante no leerá su discurso hasta 1897, dándole la respuesta su amigo, y no precisamente conmilitón ideológico, don Marcelino Menéndez Pelayo.
“El tránsito de Urano por Libra en el gozne entre la Casa II (la de las posesiones materiales) y la Casa I, relacionada con la proyección de la personalidad, dan cuenta de este reconocimiento. Hay además un trígono al Medio Cielo y al Sol y Marte, que culminan en ese momento en él.”
Urano, mundo gaseoso gigantesco de color azulado también, fue descubierto por William Herschel en la premonitoria fecha de 1781. Es el planeta de las innovaciones, las revoluciones y el idealismo, no olvidemos que ese planeta está en la Carta Natal de nuestro escritor sito en la Casa VII (las relaciones) Da una vuelta completa en torno al sol en unos 84 años permaneciendo por lo tanto siete años en cada signo zodiacal, y es también curiosamente el séptimo planeta contado a partir del Sol. El regente de Acuario representa la ruptura con lo tradicional y el comienzo de algo nuevo. Galdós no vivió lo suficiente para que Urano completara en los cielos su ciclo.
A Galdós se le considera el máximo representante de la novela realista en España. Sus obras arrancan de 1871, año de publicación de su primera novela La Fontana de Oro. Ese año, como no podía ser menos, Júpiter transitaba sobre su Medio Cielo, confirmando su sensación de éxito profesional, mientras que Plutón se encuentra en cerrado tránsito de conjunción sobre su Sol, indicándonos que el periodo suponía para el escritor en ciernes, no solamente el comienzo de uncambio profundo, sino el descubrimiento de lo que para él sería su función vital a partir de ese momento.
Pío Baroja a quien podemos considerar su directo y legítimo sucesor, a pesar de una verosímil incompatibilidad idiosincrásica, señaló:
Galdós dijo en una interviú:
–Afortunadamente , la literatura es más grata que la vida.
Yo diría a mis amigos lectores:
–Ustedes creen que la vida que to represento en mis libros es baja y triste…bien. Pues yo me contentaría con que la vida en la realidad fuera como en mis novelas.. la literatura no puede recoger todo lo negro de la vida. La razón principal es que la literatura escoge, y la vida no escoge.
Cotejemos las cartas natales de Galdós y Baroja para colegir en qué medida, desde el saber astrológico, es certero el diagnóstico que hace Alfred Rodríguez en su artículo: Baroja frente a Galdós: “El frío desdén barojiano hacia su gran predecesor, que trasciende diferencias filosóficas y estéticas, carece de explicación razonada. Nos proponemos intentar ofrecerla mediante la teoría de creatividad literaria que expone Harold Bloom en su The Anxiety of Influence. Éste pretende aclarar -en términos freudianos, principalmente- la problemática relación entre los grandes creadores que se suceden en el tiempo, entre predecesores y sucesores, que él denomina “efebos”.
La obra de Bloom destaca el estado psicológico que a menudo subyace en la continuidad literaria: la ansiedad que produce en el efebo el conflicto entre la poderosa inclinación a emular al gran
predecesor, asimilado, interiorizado, y la necesidad artística -en el creador de calidad- de liberarse
del mismo, superándolo.”
F. Cao.
Pío Baroja era un Capricornio, nacido el Día de los Inocentes, con Saturno en la Casa I, la de la personalidad. Comparemos la situación de Mercurio en ambas cartas: Don Benito lo tiene visible en su medio cielo y bien aspectado.Baroja en cambio lo tiene en la Casa XII, relacionado con lo secreto, y exiliado por hallarse en Sagitario. Tenemos además que hace un quincuncio con Plutón.
Galdós era muy sincero, Baroja ocultaba sus emociones (Luna en casa XII con Mercurio). La estrella Algol, de la cual ya hemos hablado, tiene relación con el Sol en Galdós y en el caso de Baroja lo tiene con Plutón. Neptuno en la carta deBaroja está en la parte más baja de la carta y en oposición a Marte.
o
Terminemos, como comenzamos, con don Benito:
¿En qué país estamos? ¿Esto es España o algo de otros mundos, de otros planetas, adonde un puntapié nos ha mandado la mágica Astarté, diosa de los infiernos?
1 Editorial Cátedra. Madrid 1997.
2 Alan E. Smith.
3 Abraxas, Madrid 1976.
4 Diccionario de símbolos.
5 Una industria que vive de la muerte; episodio musical del cólera. 1865.
6 Benito Pérez Galdós. Astro Quest.
7 Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico. Páginas de Espuma. Madrid 2011.
8 La influencia de E.T.A. Hoffmann en La sombra.
9 …el cuento que es la máxima condensación de un asunto en forma sugestiva, ingenua, infantil, con la inocente marrullería de los niños terribles, que filosofan sin saberlo y expresan las grandes verdades, cándidamente atrevidos a la manera de los locos que son realmente personas mayores retrollevadas al criterio elemental y embrionario de la infancia.
10 La paloma pertenece a Astarté y a Afrodita. Celi significa septiembre en etrusco.
11 La razón de la sinrazón: visión última de Galdós. Antoni