UNA CONSPIRACIÓN ABIERTA

UNA CONSPIRACIÓN ABIERTA

27 de septiembre de 2025 1 Por Ángulo_muerto
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El complejo médico/militar-industrial es una triste realidad que abarca más países que los Estados Unidos, donde a partir de Ronald Reagan (1911-2004) las universidades norteamericanas reactivaron el desarrollo de armas biológicas con cobertura académica. En 1969 Richard Nixon (1913-1994) había puesto final al programa estadounidense de guerra biológica.

A partir de 1990, sobre todo tras el asunto SARS (Foshan, 2002), China se pone las pilas sobre esta cuestión, hasta llegar al día de hoy y la catastrófica pandemia surgida en su suelo; a cuya materialización y difusión ayudó decisivamente. Sin obviar su encubrimiento y los falsos remedios no farmacológicos, dirigidos a poner en practica un totalitarismo biomédico, que devastaron sobre todo las economías y las sociedades occidentales.

SARS significa “síndrome respiratorio grave” y es una neumonía atípica causada por el coronavirus SARS-CoV

El 5 de septiembre de 2025, ante el Subcomité Permanente de Investigación del Senado de los Estados Unidos, se produjo el testimonio del abogado Aaron Siri. Siri es socio director de Siri & Glimstad LLP. Organización que cuenta con más de cien profesionales con amplia experiencia en litigaciones civiles y laborales, demandas colectivas, inmigración, negligencia médica, lesiones y exenciones de vacunas. Siri ha gestionado numerosos casos relacionados con medicamentos obligatorios y lesiones referidas a las vacunas. Esta experiencia cualificada incluye impugnaciones a mandatos federales y estatales, restauración de exenciones, también para militares, litigios contra las autoridades federales por cuestiones relacionadas con la transparencia, así como la toma de declaración a inmunólogos, doctores especializados en enfermedades infecciosas y vacunólogos incluso el más destacado de los miembros de este gremio (Stanley Plotkin).

Un estudio más que incómodo sobre las vacunas destinadas a los niños y sus efectos dañinos, donde como bien señala la doctora Natalia Prego a quien debo la mayor parte de las referencias, los datos contradicen el dogma, formó parte de esta sesión ante el Senado. El estudio nunca se publicó por temor a represalias contra sus responsables.

La ciencia medica puede ser corrompida, de hecho lo es innumerables veces, y entonces hay que actuar buscando la justicia y la transparencia más allá de las frecuentes intrigas institucionales.

Aquí estamos hablando de un asunto capital: las vacunas y su relación con el riesgo de detonación de enfermedades crónicas en la infancia. Y es que en numerosas ocasiones, cada vez más, no digamos ya después del COVID 19, no se cumplen los estándares mínimos de rigor científico. En este estudio concreto, Impact of Childhood Vaccination on Short and Long-Term Chronic Health Outcomes in Children: A Birth Cohort Study, realizado por el Sistema de Salud Henry Ford y que abarcó más de 18.000 infantes, los resultados mostraban sin asomo de duda que los niños vacunados presentaban tasas significativamente más altas de enfermedades crónicas: asma, enfermedades autoinmunes y trastornos en el desarrollo neurológico. Algo que Siri calificó de “alarmante, pero silenciado”. El grupo de no vacunados no presentó un sólo caso del conocido como Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Los resultados incómodos se ocultan para evitar consecuencias profesionales o institucionales indeseables. Sólo para un decapitado la medicina resulta incuestionable. Como señala Siri: “al ocultar los datos los padres pierden el derecho a tomar decisiones plenamente informadas”. Tras el consenso impuesto lo que hay es vacuidad y una amenaza en la sombra a la salud y la autonomía de los ciudadanos. En la misma sesión declaró el epidemiólogo Toby Rogers que mostró como el autismo había crecido en los Estados Unidos un 32% desde 1970. No todo se debe a las cesáreas o a la ausencia de lactancia materna…Y es que el papel fundamental de las vacunas en el desarrollo de las armas biológicas está estrechamente asociado con la búsqueda de comprometer el sistema inmunitario humano.

https://nataliaprego.substack.com/p/la-ciencia-silenciada-el-estudio?utm_source=post-email-title&publication_id=1407762&post_id=173488652&utm_campaign=email-post-title&isFreemail=true&r=g4tqf&triedRedirect=true&utm_medium=email

He considerado necesario este largo preámbulo, y la modesta introducción inicial a la reseña del libro de Robert F. Kennedy Jr., El encubrimiento de Wuhan, para mejor mostrar al lector la actualidad y urgencia de muchos de sus contenidos.

Robert F Kennedy Jr. es fundador, presidente del consejo de administración (en excedencia) y abogado, jefe de litigios (en excedencia), de Children´s Health Defense. Es autor de varios libros significativos de obligada lectura para todos aquellos que no creen en los dogmas optimistas de las instituciones sanitarias, públicas y privadas, ni en las aseveraciones legitimadoras de numerosas prevaricaciones, irregularidades y crímenes, de la casta hipocrática. Entre sus libros se encuentra esta monumental historia de la carrera armamentística en su área biológica, centrada en los orígenes (y desarrollo) de la crisis pandémica, “plandémica” como veremos, del Covid-19. También es autor, entre otros textos, del definitivo: Anthony Fauci, Bill Gates, Big Pharma, publicado también en español por la editorial “La Tempestad”. Es un paladín decidido en la lucha contra las grandes empresas farmaceúticas y su omnívora hegemonía en los sectores médico y sanitario.

El 13 de febrero de 2025, bajo la segunda presidencia de Donald Trump, tomó posesión como Secretario de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de los Estados Unidos.

Tras esta larga introducción que pretende, como he señalado más arriba, contextualizar desde la actualidad esta cuidadosa investigación, un libro con mas de 650 páginas dotado de un aparato bibliográfico y un cuerpo extenso de notas aclaratorias, vamos a tratar de sintetizar su contenido para un lector español a quien se mantiene mediáticamente a ciegas sobre un fenómeno que ha costado ya la vida a millones de personas, a lo largo y ancho del planeta, y que en España puede haber matado unas 200.000 personas.

Pedro Sánchez, orgulloso de sus políticas sanitarias durante la crisis, un mero seguidismo de las prácticas letales no farmacológicas de la dictadura comunista china, dice haber salvado a 500.000 personas. Es importante informarse para no caer en las mentiras de un gobierno, como el español, poco propenso a decir la verdad, actuar con eficacia para resolver los problemas de sus ciudadanos y comprometido con unos niveles de corrupción espectaculares. Ni que decir tiene que la gestión del COVID -19 en España ha sido clasificada por informes internacionales como una de las peores del área occidental.

El encubrimiento de Wuhan, título del libro, da cuenta ya de su contenido. Una epidemia de la que se ocultaron los orígenes mediante una tupida red de mentiras gubernamentales y de organizaciones supranacionales, que incluyó censurar y reprimir toda opinión disidente en los medios de comunicación y las redes sociales de países supuestamente democráticos. El lector que vivió aquellos días, recordará las discusiones sobre los orígenes y como se descartó interesadamente desde el principio la hipótesis más lógica: el origen artificial, accidental o planificado, de la pandemia. Wuhan es la ciudad china donde se inició todo; en ella está situado un laboratorio con nivel 4 de seguridad, el mayor, hablamos del Instituto de Virología de Wuhan. El equipo de fútbol de esta ciudad de once millones de habitantes se encontraba en España precisamente durante los inicios oficiales de la pandemia viral en nuestro país: marzo 2020.

El libro contextualiza su investigación en el marco de la guerra biológica, de cuya historia detallada se da cabal relación en una buena síntesis durante las primeras cien páginas. La madre del cordero de todo este asunto se encuentra en las investigaciones sobre la “ganancia de función” dónde, con supuestos motivos de hacer crecer el conocimiento científico, se aumentan la transmisibilidad y la virulencia de organismos patógenos variados. La peligrosidad de estas investigaciones y la consecuente posibilidad de que sus resultados, más allá de potenciales accidentes de laboratorio, puedan ser sutilizados en la guerra biológica, permiten entender la crisis pandémica concreta que nos ocupa. Más allá de los intentos de encubrirla, imponiendo de modo autoritario el dogma de los orígenes zoonóticos en murciélagos o pangolines. Para lo cual fue esencial la cooptación por parte del gobierno chino de las mas prestigiosas revistas médicas occidentales. Recordemos como The Lancet se convirtió en megáfono de la propaganda china. Las universidades norteamericanas hacía tiempo que eran utilizadas para robar tecnología para este país gobernado por una cofradía de asesinos. Sin mayúsculas y sin hachís.

Este asunto se complica con la siniestra alianza entre las agencias estadounidenses de espionaje y salud pública y el Ejército chino, que controla en ultima instancia todo los que se hace en los laboratorios de investigación biológica de su país.

“El cartel de armas biológicas, cito literalmente a Robert F. Kennedy Jr., opera en el más absoluto secreto, en gran medida libre del escrutinio o la crítica de la prensa, inmune a la responsabilidad legal y por tanto a la rendición de cuentas.”

Las características que el complejo industrial de la Preparación y Respuesta de Pandemias contemporánea comparte con los programas de armas biológicas alemanes y japoneses de la segunda guerra mundial, incluyen estrechas alianzas con la industria farmacéutica y los medios de comunicación; la complicidad del mundo académico y las facultades de medicina; la cooptación de revistas; un intenso secretismo; la experimentación generalizada con seres humanos; el uso liberal de la palabra ¨voluntarios”; las pruebas al aire libre en grandes poblaciones involuntaria; la elasticidad ética; la normalización de las mentiras; el uso de la microbiología para alterar y convertir en armas a los microorganismos o virus; el uso del desarrollo de vacunas como máscara para la investigación de armas biológicas; la corrupción de todo el estamento médico mediante la cooptación de sus líderes con el fin de invertir el propósito idealista de la medicina; el uso de la propaganda, el miedo orquestado y el engaño para mantener el apoyo público y la estrategia de “deslocalizar” la investigación ilegal a laboratorios clandestinos de otros países.

Estos catorce asuntos acá citados serán desarrollados y aclarados a lo largo de centenares de páginas y miles de notas. Todos y cada uno de ellos se encuentran presentes en la grave crisis del COVID-19.

Mientras escribo este artículo se han reanudado las sesiones del Senado norteamericano dónde se está cuestionando fuertemente toda la gestión pandémica, sacando a la luz entre otras cosas las actividades del máximo responsable institucional de todo este pandemonio: el doctor Anthony Fauci. El hombre de Bill Gates en el gobierno de los Estados Unidos de aquella época, nada lejana por cierto. Recalcar que la nación norteamericana ha vuelto a retirarse de la OMS (Organización Mundial de la Salud) como hiciera durante el primer periodo presidencial de Donald Trump.

El 11 de septiembre del 2001 se dio paso sutilmente, desde la lucha antiterrorista que alcanzó allí su cénit, alumbrando la guerra de Afganistán (2001) y la segunda guerra contra Irak ( 2003) , al nacimiento de la agenda de Bioseguridad (en el 2002 los gastos en este sector llegaron a los 4000 millones de dólares). Simulacro en el que aun permanecemos y que alcanzó su paroxismo en 2020-2021 con la “plandemia”. La clave de bóveda del asunto fueron los supuestos ataques con antrax (octubre 2001) ocurridos el mismo año de la destrucción de las Torres gemelas. La Patriot Act (octubre 2001) y el ejercicio de simulación “Dark Winter”, dirigido por Robert Kadlec, uno de los personajes más siniestros relacionados con estas cuestiones que desempeñará importantes funciones con relación a la pandemia durante el primer mandato de Trump. En este ejercicio. desarrollado en junio de 2001, se simula un ataque de viruela. Todo esto conllevará la vacunación sistemática de los militares norteamericanos, decisión que causaría estragos. Estos procesos conllevan la militarización de las pandemias y el despliegue de un poderoso complejo militar-farmacéutico que desarrollará a fondo sus actividades durante el episodio COVID -19.

La “ganancia de función” será la clave, hasta su culminación con la gentil filtración del COVID-19 al público en Wuhan, de la agenda de Bioseguridad que tomó fuerza con el oscuro asunto del antrax. El personaje decisivo para comprender este asunto es el doctor Anthony Fauci. El libro analiza a fondo la evolución de esta trama desde sus orígenes con el proyecto BioShield del 2004, pasando por la moratoria impuesta al uso de esta peligrosa tecnología durante la presidencia de Obama (2014-2016), saboteada desde el principio por la cábala de científicos y funcionarios de Fauci. Destacando, entre esta nada buena gente, el doctor Ralph Baric, uno de los máximos responsables visibles, junto con la doctora china Shi Zhengli (“madame murciélago”), del peculiar coronavirus que supuestamente amenazó la vida humana en nuestro planeta entre 2020 y 2022.

Antes de continuar señalar que todas esta intrigas exceden con mucho el marco político oficial. El capitalismo de los “mánager”, los gerentes, desplaza el poder desde el ámbito jurídico-político al espacio de las manipulaciones tecnocráticas que propone por la propia naturaleza de sus operaciones. Es parte del desarrollo metastático del Estado Administrativo del cual el “Deep State” es una mera anécdota periodística. El presidente Richard Nixon, repito, es quien pone fin en principio al programa norteamericano de guerra biológica que será reabierto con el proyecto BioShield, donde Anthony Fauci ha ejercido una influencia decisiva, que implica la apertura de cuatro laboratorios de alta seguridad (BSL4). Obama decreta la moratoria citada anteriormente, presionado por científicos conscientes de los graves peligros que implica la práctica de la «ganancia de función». Trump afronta el tema de la plandemia, sin lugar a dudas nada accidentalmente ocurrida durante su mandato, con el asesoramiento de “infiltrados” como Kadlec.

Todo esto ilustra aquello a lo que el presidente Diwght D. Eisenhower (1890-1961) se refirió en su discurso de despedida (1961) como máximo mandatario de la nación:

Debemos estar alerta ante el peligro que las políticas públicas se conviertan en cautivas de una élite científico-tecnológica.

La tercera y última parte del libro se ocupa del encubrimiento concreto del COVID-19. Aquí se describen detalladamente los estudios de “ganancia de función” del doctor Fauci en China, iniciados en 2016. Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) financiaron un experimento chino con armas biológicas. Personajes esenciales en esta trama fueron Peter Daszak (“EcoHealth Alliance”) y sir Jeremy Farrar director del “Wellcome Trust”. Una supuesta organización benéfica de investigación médica con sede en Londres. Los tres personajes hicieron lo imposible por censurar y boicotear a los colegas científicos que cuestionaban la versión oficial. Versión ya desechada, del mismo modo que la organización de Daszak ya no recibe fondos federales. Este personaje repugnante se comportó en todo momento como un mero feriante de la “ganancia de función”. En realidad se subvencionó, en colaboración con los comunistas chinos, una recogida de virus con potencial armamentístico junto con los experimentos necesarios para ampliar su virulencia. La coartada estribaba en la búsqueda de una vacuna universal contra los coronavirus.

Como señala el actual Secretario de Salud: “Wuhan se convirtió en el epicentro de la investigación mundial sobre la “ganancia de función” de los coronavirus, en el laboratorio creado por una empresa francesa y colaborando en ello científicos norteamericanos y chinos. ¡Sin embargo hemos de creer que la enfermedad surgió de forma natural, y que no fueron capaces de predecir la aparición del COVID, ni desarrollar una vacuna o un fármaco para tratarlo antes de su aparición!”

El papel de Bill Gates es analizado de manera minuciosa, formó parte junto con Farrar de la orquestación de un encubrimiento mundial junto con los comunistas chinos.

La respuesta al COVID fue perversamente rentable para los más ricos. La “operación acordeón” de la cual habla Jorge Sánchez de Castro. La centralización de los órganos gubernamentales en detrimento de los derechos de las personas benefició a los gobiernos. Las democracias occidentales pusieron bajo arresto domiciliario a millones de personas, todo en nombre de la Ciencia y siguiendo las instrucciones del Partido Comunista chino. Los efectos de los cierres de las economías y de las escuelas se seguirán haciendo sentir durante años. Personajes como Farrar, Gates o Fauci aun no han rendido cuentas. Las bioélites y quienes las han hecho posibles deben responder ante la justicia por sus actos.

Un libro pues muy recomendable que hubiera requerido un mayor y mejor esfuerzo de traducción.

EL ENCUBRIMIENTO DE WUHAN

La aterradora carrera armamentística de las armas biológicas.

Robert F. Kennedy Jr.

Ediciones / la tempestad (Barcelona, 2025)