
MAR, PERROS, ESCOBAS, AMANECERES Y VERDE…
2 de septiembre de 2025 ![]()
Entrevista de Frank G. Rubio a Julia Outón (la Niña de los Peines)
FGR: ¿Quién es Julia Outón?
Río nerviosa con la pregunta, porque a mi cabeza sobreviene una duda soberana sobre el concepto del «Ser» que baila un chotis entre la Esencia y la Existencia. Debería de quitar el polvo a mis libros de filosofía y darles una vuelta para dar rienda suelta a mi esgrima mental.
Ahora, Julia Outón es un seudónimo, algo que considero que debería de tener todo el mundo en estos tiempos de Batalla Espiritual y era Post-tecnoindustrial. El nombre es en honor al relato de Anna Kavan «Julia y el bazoka»; el apellido, tomado del gallego «pared que termina a dos aguas» y obviamente, «otoño». Créeme cuando te digo que éste seudónimo funciona más allá del mundo artístico y de las redes: ha llegado a atravesar los muros. Lo bueno es que no levanté la carta astral, ni anoté la fecha ni hora de concepción del seudónimo, así que por lo tanto está libre de la astrología… Aunque no de la numerología. Lógico.
Ahora, ¿Quién hay detrás de Julia Outón? Una mujer en el estricto sentido del término que escribe novelas, relatos y a veces prosa poética. Una mujer que desea forjar su propio destino y no caer en la Industria Cultural. Una mujer que, reconoce, que la voz de parte de sus memorias -de ésta novela- ayudará a todas las personas que sea posible, a no caer en los mismos errores que se describe y narra de los personajes.
He dado a luz Naufragio con un objetivo muy concreto, podría haberse quedado en un cajón y lo mismo me daba: el business editorial no me interesa en absoluto. Es un cáncer para el espíritu. Del mismo modo, si quisiera ser «personaje» de esa fría estepa, me hubiese preocupado por tener espacio en las redes sociales y subir mis fotos. Lo que me interesa es transmitir, no followers ni fama.
FGR: Háblanos de “Naufragio del recuerdo”, Julia…¿Auto ficción, novela de búsqueda, novela iniciática…? ¿Un poco de todo esto y algo más?
No, de ninguna manera, Naufragio es una novela 100% verídica, incluso hay episodios que no he narrado para no resultar espesa, no alargarla.
Tanto los sueños premonitorios como el flujo de hechos y acontecimientos sucedieron a ese ritmo. Todo. La escribí en tres temporadas diferentes y un buen lector puede darse cuenta de ello. Dejé el espacio y el tiempo necesario para el desarrollo, escritura de la misma.
No sólo he querido transmitir un mensaje esotérico a través de ella, también hago una fuerte crítica social: precariedad de vivienda, violencia de género e intrafamiliar, malos tratos policiales…
A veces siento que he cruzado una línea roja, a lo que me refiero es, que estaba acostumbrada a escribir relatos, novelas, dando rienda suelta a mi imaginación. Como ya la vida por sí misma se presentaba enrevesada y delirante decidí plasmar lo que me sucedía como arte de escultura y exorcismo. La concluí en el 2021 y créeme que la historia no termina así… Sí, es posible que haya una segunda parte más grotesca aún pero lo abordaré en otro tono.
FGR: En varios momentos de la novela, la protagonista confronta experiencias difíciles o críticas que son modeladas de manera muy distinta. Desde la psiquiatría convencional, procedente del marco institucional, la mayor parte de las veces…también desde el espiritismo… incluso desde el lenguaje popular. Sin embargo echo de menos una interpretación psicoanalítica que emerge de manera muy directa, por exponer relaciones familiares de una manera harto minuciosa…
Sí, Naufragio critica hasta sus últimos reductos la institución psiquiátrica en todas sus vertientes. Por ejemplo: que los médicos validaran la opinión y versión de autos de un tío puesto de estramonio -y se notaba en sus pupilas- es digno de la comedia que no fue.
Si hubiese abordado la narración desde esa perspectiva, una posición psicoanalítica, considero que la novela hubiese quedado aburrida y despojada de esencia. Quitaría la dimensión mundana y vulgar. Por otro lado, creo que el psicoanálisis es subjetivo y se erige bajo un rol de dominación, tampoco deseaba dar todo mascado, preferí que fuese el lector mismo quien sacase sus propias conclusiones con la posibilidad de ser erradas o no, por supuesto. Un ejemplo: he sido bastante ambivalente con los desencarnados por ejemplo, por el simple hecho de estar muertos y mantener cierto respeto. De haber seguido con vida, hubiese sacado parte de la artillería pesada que me he dejado adrede en el tintero.
En otro sentido, siento profunda lástima las aproximaciones morbosas que se hacen desde esa posición a Leonora Carrington, Pizarnik, Unica Zürn etc. pero, es que es de eso de lo que vive la industria psiquiátrica: del morbo.
FGR: Percibo en esta novela dos planos, no es accidental pues que en ella la protagonista sea una practicante de las artes brujescas. Por un lado: la pintura de un alma, el estudio de una crisis. Por el otro, citando a Balzac, y para ir más allá de la banalidad de nuestra producción editorial actual: “Moralizar su época es el fin que todo escritor debe proponerse, so pena de no ser más que un divertidor de la gente.”
Quedaría muy estupendo decir que «la vida es un teatro y todos somos actores pero que hay que recordar -sobre todo- que el Arte es el lenguaje del espíritu.» mientras tomo alguna infusión selecta y limpio mis gafas de pasta sin embargo, prefiero abordar ésta pregunta de otro modo.
No aspiro con ella a establecer una serie de normas o virtudes… Simplemente, estoy cansada de ver personas con brechas astrales producidas por sus prácticas mágico-religiosas – yo también estoy incluida-. Aconsejo no hacer pactos con nada, ni rendir culto a nadie… lo único eficaz es la oración y trabajo con los Espíritus Guías y la Tierra. Me explico: cuando uno cae en el abismo solo ellos te protegen y es muy fácil ser carne de cañón para la industria psiquiátrica y astral.
Decidí deliberadamente no especificar cómo hacía los rituales porque la finalidad de la novela es: abstente de hacerlos porque tiene sus consecuencias y uno no siempre va a tener todo bajo control. Cuando una persona ha trabajado en diferentes paradigmas, por mucho conocimiento que se tenga, en el momento de una brecha astral nadie te puede ayudar porque tienes un paradigma exclusivo donde nadie puede meter mano ni dialéctica ni mágicamente.
Naufragio tiene muy poco de lúdico a excepción de algunos pasajes que se narran con humor. Es drama social absoluto: una mezcla entre ‘Yo, Cristina F.’ y una novela de las Hermanas Bronte. Cualquiera que se divierta leyéndola tiene un grave problema espiritual otra cosa es, que el lector se sienta «enganchado» porque lo que se narra y el pulso de la narración misma atrae.
FGR: En la novela se habla continuamente de diversas prácticas mágicas ¿qué opinas de la magia grupal?
¡Uf! Aconsejo de manera tajante abstenerse de ese tipo de prácticas a menos que se conozca profundamente a los otros componentes. La afinidad tiene y debe de ser primordial y real. Hablo desde la experiencia: en mi juventud estuve en un conventículo y era obvia la maldad y la envidia entre miembros… De ahí, evidentemente, no sale nada bien.
Lo mismo sucede con las ceremonias grupales y la toma de enteógenos y psicoestimulantes que, hasta incluso se celebran entre desconocidos. La sinergia puede generar brechas astrales que incapaciten al individuo.
FGR: Una de las ideas más populares de Foster Wallace era que la literatura puede y debe hacer que los lectores sientan la chispa de la conexión humana. «Una pieza de ficción que sea verdadera te permite tener intimidad con un mundo que se parece al nuestro en los suficientes detalles emocionales para que la forma en que se sientan las diferentes cosas nos trasladen al mundo real. Lo que me gustaría conseguir es que lo que escribo haga que la gente se sienta menos sola.
La soledad en un proceso creativo es indisoluble. Uno precisa de un espacio de introspección y reflexión para hilvanar y tejer bien las emociones y aquello que se intenta transmitir. Y con ello no estoy hablando de estar enclaustrado: una parte de Naufragio fue redactada con la aplicación de notas del teléfono móvil sentada en un parque junto a un grupo de personas sin hogar que iban a asearse a la fuente que tenía a mi vera.
Nadie ha tenido problemas por estar en soledad si la misma es valorada, respetada y «amortizada». Estar solo leyendo o escuchando música clásica por ejemplo, es uno de los grandes antídotos para el espíritu pero, al mismo tiempo y dependiendo de la personalidad de la individualidad o de la coyuntura en la que se encuentre, puede generar un abismo. Es ya trabajo propio saber cuándo conectar con Dios a través de los libros o cuando conectar con Dios para que otras personas formen parte de tu libro.
FGR:¿En qué estás trabajando en este momento?
Respuesta compleja porque no sé si te refieres a trabajo asalariado o trabajo de proyectos creativos y personales.
Soy bastante humilde y sincera con el tema: aquel que vive exclusivamente del mundo de la cultura tiene un serio problema con su obra y con su público -en el hipotético caso de tenerlo- es un impostor. Lo mismo sucede con otros sectores: no se puede vivir de leer el tarot, la mediumnidad o de la astrología porque es imposible. Por supuesto que puede llegar a ser algo adicional o complementario pero se quema el «don». Amalia Domingo Soler hablaba de ello y considero que es crucial delimitar la estrecha línea que espera el Arte -en su amplio espectro- de aquello que intentan instaurar ahora como arte a secas despojado de alma y de esencia natural. Desde luego, que hablo de la Inteligencia Artificial.
Si te soy sincera, ahora mismo estoy en un proceso de espera creativa, sé en qué voy y quiero trabajar pero deseo plasmarlo desde otra mirada que aun no comprendo ni yo misma. Continúo con mis diarios y registro de actividad onírica, sigo leyendo, obvio, en concreto “Los ojos azules pelo negro” de Marguerite Duras.Y sí, en efecto, también continúo pasando consulta de tarot y astrología.




El que resiste gana y el junco flexible