REAPARECIDOS

JOAQUÍN ALBAICÍN

(imagen de encabezamiento: Carlos de Jacoba con Emilio de Justo)

El toro embiste y el guitarrista lo templa desde el tendido. El pulgar cae sobre el bordón y -a ver qué pasa- el torero echa los vuelos al hocico del toro. ¡Estallan los olés! El matador y el gitano se miran, pupilas encontradas, confluyentes bajo el clamor de los graderíos, uno en Colombia, en Salobreña -por ahí por Granada- el otro. Y se da la reaparición, lo que nunca se fue, lo que siempre vuelve, el sonido negro del natural de frente y el recorte de capa de la bulería como recibiendo a un paso de Semana Santa con la devoción sudorosa de Caracol y un quejido forjado en los años en que Camarón y Paco sacaron Viviré y Calle Real.

Así me suena Carlos de Jacoba y con esos andares ante el de los rizos, que le llaman ellos, capto a Emilio de Justo. Una captura y un sonido con la relevancia que cada cual les dé, pero que a mí me enganchan y me cuadran… o descuadran, que diría un Bergamín, en el encuadre del círculo que es el ruedo y en el marcapasos del corazón que es la guitarra. Y ahí lo dejo…