POR CARACOL EN FUENTE DE CANTOS

POR CARACOL EN FUENTE DE CANTOS

13 de julio de 2022 0 Por Ángulo_muerto
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JOAQUÍN ALBAICÍN

Prevista en principio para el día 15, el indefectiblemente sabio Destino -encarnado en la alcaldesa, Carmen Pagador- quiso cambiar la fecha al 8. Así que, a la postre y sin haberlo tenido en mente, a las doce de la madrugada la ya IV Noche de Arte Flamenco de Fuente de Cantos vino a coincidir en su meridiano con la fecha de nacimiento de Manolo Caracol, a quien estaba dedicada por cumplirse el siglo de la organización por Falla, Sánchez Mejías, Lorca, Zuloaga… de aquel Concurso de Cante Hondo en Granada en el que se destapó Caracol como la gran estrella que estaba llamado a ser. Su huella en el cante gitano y la escena flamenca es indeleble, como lo prueba el que, a cien años de aquello, artistas y aficionados le sigamos recordando con pasión. Nadie como su nieta Salomé, legítima heredera tanto de la casa cantaora de los Ortega como de la de los Pavón y, además, fundadora y alma de este festival, para encabezar el cartel de esta noche evocatoria recreando con aires nuevos las zambras que él hiciera célebres.

Se estaba maquillando en el camerino envuelta en sedas verdes cuando de Madrid -de Cañorroto- llegó para sumarse al homenaje Kelian Jiménez, que a eso de las ocho, con el sombrero ladeado y la percha con su ropa de bailaor en alto, cruzaba la Plaza de la Constitución. «¿Qué bailaor viene este año?», nos había preguntado Juan Vargas. Al responderle que Kelian Jiménez y que queríamos que lo acompañarán él y Manolín García, adujo: «¡Pero si Kelian toca la guitarra mejor que Manolín y yo juntos!»

Desde luego, nació de una prosapia de tocaores importantes. La guitarra cálida y de sabor de su padre, Ramón Jiménez Monchi, arropó con brillantez el baile de La Chunga, María Albaicín, Faico, Lola Ortega… Su tío José El Rumbero, que se nos fue hace tan sólo unas semanas, fue una de las estrellas de Los Canasteros de Caracol. Tuve la suerte de que, de niño, ambos me tuvieron muchas veces en sus brazos. Familia directa de Kelian son también El Entri, Ramón Jiménez, El Viejin, Jesús de Rosario, Kilino Jiménez… En fin, que, más allá de la modestia que honra a Juan Vargas -ahora preparando espectáculo en tándem con Johnny Jiménez- y Manolín García -a cargo desde este año del Otoño Flamenco de Fuente de Cantos-, el caso es que quien nació en una casa de guitarristas ha cuajado en un magnífico bailaor de la generación de Farruquito, José Maya, Alfonso Losa, Pepe Torres…

Y no es baladí la alusión a la percha de sus trajes, por cuanto, al igual que Salomé Pavón comparece ante la afición de Fuente de Cantos secundada por un plantel de músicos propio del más distinguido de los teatros, así también Kelian Jiménez sale a escena vestido de bailaor del mismo suntuoso modo que si fuese a asistir a una recepción en Versalles.

No podía, en noche como esta y teniendo presente la irrepetible pareja formada por Caracol con Arturo Pavón, faltar un piano. Y aquí lanzó sus destellos para nosotros el de Paquito Suárez El Aspirina, un musicazo integral que derrocha gusto e intuición sonoros. Súmese la subyugante flauta de Ostalinda Suárez, la viola sembrada de nostalgias de Rosa Escobar y el clarinete siempre a cuento y a tiempo de Esther Rodríguez Viñuelas, más la percusión de Josué Suárez y las guitarras de Juan Vargas y Manolín García, y no podía sino cristalizar, adamantina, esa atmósfera rítmica precisada por Salomé para que las zambras, dichas por ella siempre con tanto duende y traídas desde los ayeres de su genética, que incluye a La Niña de los Peines y El Planeta, brotaran de sus labios envueltas por adornos tan originales como sugestivos. Salomé, que ha brindado hace poco una gran actuación en Madrid, tan rotundo éxito conoció el pasado año con la gala a beneficio de las refugiadas afghanas en el Teatro López de Ayala de Badajoz y prepara para 2023 un espectáculo con invitados de lujo inspirado en la figura de su abuelo, se rompió también de corazón, con paladar y fervor en las bulerías por soleá y en los fandangos caracoleros que quiso dedicar a José El Rumbero, de cuyo arte los dos tanto disfrutáramos en nuestra niñez. Se le saltó una lágrima y se me saltó a mí otra.

Kelian Jiménez. Con él: José Jiménez El Bocadillo y Juan Vargas – Foto de @ Juan López Fabra

Antes había roto plaza desde los balcones del ayuntamiento José Jiménez El Bocadillo, «amartinetando» una zambra caracolera a hombros de ese eco férreo suyo y esa su tonancia proverbial que ha inspirado a artistas como El Güito, Manolete, Bambino o Antonio Canales. Y, con él, un Alejandro Vega que con su gusto innato llevó al terreno fragüero los melismas de su Plaza Alta natal. ¡Bien por ambos!

Refrendado por Salomé el gran e ilusionado momento en que se halla, dejó por alegrías patente Kelian Jiménez por qué se cuenta entre los nombres a resaltar de esa tan brillante generación a que aludíamos. La elegancia al plantarse, la contundencia sin aspavientos, el magnetismo con que prende a la concurrencia en su patente búsqueda del momento mágico, le valieron el merecido triunfo -que incluyó las maneras ya apuntadas por su hijo, Kelian Jr.- en medio de una ola de calor que los flamencos transmutaron en cascada de arte. En el flamenco –Caracol no dejó nunca de tenerlo presente- es el sentimiento el que manda, y de sentimiento rebosó esta noche la copa de los artistas y de los habitantes de un pueblo de Badajoz -cuna de un pintor inmortal, casi sin árboles, de paredes blanquísimas y por el que pasó un dia al galope el moro Muza- que cuenta al arte hondo entre sus más arraigadas querencias. ¡Brindo porque sigamos en Fuente de Cantos viviendo noches cómo está!

(*) Créditos de la fotografía que encabeza el artículo:

Paquito Suárez El Aspirina, Rosa Escobar, Esther Rodríguez Viñuelas, Ostalinda Suárez, Salomé Pavón, Juan Vargas, Manolín García y Josué Suárez – Foto de @ Juan López Fabra