Dos poemas
3 de diciembre de 2018
Guido Gonzalo Vázquez
Una oda pendular
Luchando en los bordes del viento
Que hiere nuestra piel y los umbrales,
Cuchilla que abre hilo entre dos mundos,
Digiero sangre que elude un torniquete…
Sangre de rubor, furia y hormigueo.
Consintiendo mi cortejo el calor,
En el vestíbulo de la premura
Que avasalla sin temple el frescor,
Intuyo el fuego como exceso,
Y también como ausencia su tacto.
Sudando aflicción y miedo infecto,
Lágrimas que forman torrente
Y caratarata en el estanque del descanso,
Espero al héroe dibujado en espejos,
Al hombre sabio y niño perpetuo.
Cuidando el manto pérfido
Que abriga los cuerpos trémulos
De prosélitos de moral nómada,
Venero a danzantes sin pedestal
Y a esqueletos renegados de la carne.
..sonriendo en el fragor de la calma rota,
Ahogando la sonrisa que combustiona…
Osado como un astro fugaz
Escupo a la figura del fantasma,
Al demonio que transita los recuerdos
En la orilla indómita del insomnio,
Aceptando la finitud del llanto.
Con suspiros que en manada forman voz,
Describo el proceso aprendido
Con ungüento transparente y pasajero,
Y al fondo de la gruta antorchas
Alumbrando la salida del estruendo.
En el regreso del péndulo,
Exulto con sapiencia incompleta
Por la gran tribulación destruida
Ante el tótem de los placeres,
Sonriente bajo puntos de luz.
En el receso de la batalla vencida
Integro la contienda y el descanso,
El hieratismo y la profusión excelsa,
Y las fracturas ya reparadas,
Olvidando preguntas y vesanias.
Los confines de la tersura
Paseo espíritu fatuo en su apariencia,
Que fluctúa ante lo insólito
Bajo astros casuales a la percepción.
Surco el periplo entre dos Helios
Y fluyo bendecido en la esencia
Del reposo de mis seres predilectos.
Confino la energía en elegancias
De naturalezas dobles que sin llama
Iluminan los confines del amanecer.
Pienso, escribo y también siento,
Cuando las auras y los cuerpos
Se abandonan y navegan la tersura.