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Cartas 2008-2011
13 de noviembre de 2013
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Luis Díaz Feria
Madrid, 1956
Arquitecto de formación, curioso por vocación, es director creativo en su propia microempresa. Proyecta edificios, imparte clases, escribe cuentos, fabrica muebles, organiza lo que sea… Su trabajo gráfico como dibujante e ilustrador ha sido publicado en diversos medios: Cuadernos para el Diálogo, El País, Lancelot, Cuadernos del Guincho, FotoArs, NU2…
Cartas 2008-2011
Paul Auster + J.M. Coetzee
Anagrama/Mondadori, 2012. 265 pgs.
Traducción de Benito Gómez y Javier Calvo
Luis Díaz Feria
Tres años de Auster y Coetzee narrados por ellos mismos. En la última de las cartas publicadas (29 de agosto de 2011), Coetzee recurre a un poema póstumo de A.R. Ammons para recalcar que él (Coetzee) en modo alguno tiene la sensación de que “el hecho mismo de tratar de encontrar algo nuevo que decir sobre el hecho de envejecer envejezca”. Todo lo contrario, siente que la edad hace que “vea las cosas con más claridad que cuando era joven”. Y así termina el libro. Fuese cual fuese la respuesta de Auster, después de leer la correspondencia de esos tres años queda flotando la sensación de que todavía hoy es más que probable que conserven el hábito de cruzarse una carta cada dos semanas poco más o menos.
Paul Auster (New Jersey, 1947) y J.M. Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) se conocieron personalmente en febrero de 2008. Asistían en Australia al Adelaide Literary Festival. Pocos meses después Coetzee tomó la iniciativa de proponer a Auster (uno imagina que este aceptó de inmediato) el inicio de un diálogo epistolar en el que “podamos sacarnos chispas el uno al otro”. Ni la sangre llegó al río ni la chispa al pedernal, pero la idea fructificó y ahora podemos leer el resultado en la edición castellana presentada conjuntamente por Anagrama y Mondadori. Las traducciones dejan respirar a los autores con muy digna elegancia. Las firman Benito Gómez para las cartas de Auster y Javier Calvo para las de Coetzee.
Este es sin duda un libro raro, un proyecto literario nada habitual en estos tiempos en los que todo sucede on line, on time y en la red. Generacionalmente asimilables y reputados ambos autores por su desinhibición a la hora de volcar en sus escritos una atrevida dosis de experiencia personal, la serie publicada de cartas comienza con una de Coetzee de julio de 2008. Propone de entrada a su oponente una diatriba sobre el asunto de la amistad redactada en un tono algo formalista y fundamentada sobre todo en citas literarias ajenas. Auster contesta educadamente a las dos semanas, si bien traslada de inmediato la discusión al terreno concreto de la anécdota personal. A pesar del acercamiento mutuo que transmite el diálogo postal, Coetzee nunca abandona del todo un cierto envaramiento distante respecto a los temas sobre los que escribe, mientras que Auster tiende a desembocar de inmediato en algún tipo de experiencia personal.
La sucesión ordenada de correos, relativamente breves cada uno, constituye el relato de cómo las celebridades literarias Auster y Coetzee se transforman poco a poco en los amigos Paul y John. Se citan en congresos y encuentros literarios de medio mundo, encuentros a los que incorporan en un sentido personal y amplio a sus respectivas parejas. Terminarán haciendo en sendas cartas declaración expresa y exagerada de su amistad mutua.
Las cartas tratan asuntos que van desde el fútbol, el beisbol, la amistad o las máquinas de escribir antiguas, hasta el cine, la política, los viajes o los críticos literarios, en una suerte de esgrima de aproximación entre estos dos formidables escritores. El ataque de Auster, concreto, afectuoso, tendente al cuerpo a cuerpo y basado en la anécdota vivida, obtiene siempre una firme defensa por parte de Coetzee desde una emocionante sinceridad. Y viceversa.